Juan Inestroza revoluciona el mundo textil con sus inventos en el campo de la Nanotecnología

Juan Hinestroza

Nueva York. Por Claudia Torrents (AP)
En el mundo ideal de Juan Hinestroza no hay que lavar la ropa porque su fibra textil mata todas las bacterias. Tampoco es necesario cambiarse para salir a cenar por la noche: con un toque, el vestido cambiará de color. No es pura fantasía, sino el futuro. El científico colombiano dirige el Laboratorio de Nanotecnología Textil de la Universidad de Cornell, en el estado de Nueva York, y lleva años estudiando las moléculas que forman fibras como el algodón para lograr avances tecnológicos que podrían cambiarnos la vida. “Imagínese que su camiseta es un reactor químico”, dijo el profesor el martes a un grupo de periodistas. “Podemos controlar la luz así que podemos controlar el color”.

El científico colombiano dirige el Laboratorio de Nanotecnología Textil de la Universidad de Cornell, en el estado de Nueva York

“Nunca desanimo a un estudiante que tiene una idea loca”
El químico tiene la habilidad de que lo que más complicado suene simple. Hinestroza se dedica a desmenuzar y jugar con las ‘nanopartículas’ de los tejidos y lograr así vestidos capaces de cargar un teléfono móvil a través de corriente eléctrica. Diseña camisetas que usan miembros de las fuerzas armadas y que aíslan gases y otros contaminantes.También desarrolla técnicas para captar drogas ilícitas y explosivos en tejidos. Produce chaquetas que muestran las señales vitales de un ser humano o pueden alertar cuando éste está sufriendo una alergia.

El Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) es el mayor donante al laboratorio de Hinestroza, al aportar la mitad de los aproximadamente 1,3 millones de dólares que el centro de experimentación necesita anualmente.

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El Departamento de Agricultura, de Comercio, la Fundación Nacional de la Ciencia (National Science Foundation, en inglés) y los Institutos Nacionales de Salud (National Institutes of Health) son otras de las instituciones que financian las investigaciones del colombiano.
Con nueve estudiantes, dos de ellos hispanos, Hinestroza disfruta del agrandamiento y contracción de moléculas, que cuando se separan, cambian el color de un tejido. También diseña piezas que previenen que los rayos del sol quemen la piel. “Nunca desanimo a un estudiante que tiene una idea loca”, dijo el científico, nacido en Cali y criado en la ciudad de Bucaramanga.

Inspirado por la serie televisiva “Cosmos” del científico estadounidense Carl Sagan, Hinestroza llegó a Estados Unidos hace 16 años para estudiar un doctorado en ingeniería química y biomolecular en la Universidad de Tulane, en Nueva Orleáns. Hace aproximadamente unos ocho años creó su laboratorio en la Universidad de Carolina del Norte y lo trasladó después a la Universidad de Cornell.

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Aunque no puede nombrarlas, muchas empresas que producen y diseñan ropa basan sus diseños en tecnología. Sin embargo, sus proyectos pueden tardar de siete a 10 años en ver el mundo real, explicó. “Hoy en día, por una camiseta pueden pagarse siete dólares. Pero ¿cuanto pagarías si ésta detecta tus alergias y cambia de color cuando quieras? El valor subirá”, explica.

El científico trabaja en su laboratorio con materiales 25.000 veces más pequeños que el diámetro de un cabello, diseñando uniformes que repelen el agua o tejidos que podría evitar la descomposición de alimentos.

Las patentes de cada proyecto pertenecen a la Universidad de Cornell, ubicada a unos 358 kilómetros (223 millas) de la ciudad de Nueva York. Y aunque sus descubrimientos en el campo de la nanotecnología asombran a muchos, el objetivo de Hinestroza es simple y altruista. “Educar a una nueva generación de científicos que tenga gran pasión por aprender y servir a su comunidad”, asegura

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Hinestroza crea colores en la ropa sin usar tintes y fabrica tejidos que repelen las bacterias
Por Ricardo Gutiérrez Zapata (Archivo)

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Durante su niñez y adolescencia Juan Paulo Hinestroza dedicó buena parte de su tiempo libre a sintonizar emisoras de lejanas latitudes. El paso del tiempo lo convirtió en un experto en la onda corta, lo que le permitió escuchar radioestaciones de decenas de lugares. Pero insatisfecho con esa comunicación de una sola vía, este bumangués decidió establecer un contacto más cercano con aquellas voces que provenían de Asia o Europa y se embarcó en la aventura de escribirles.

Lo hizo sin mayores ambiciones, pero su esfuerzo se vio recompensado cuando empezó a recibir respuestas. “Fue mi primera ventana al mundo exterior”, recalca Hinestroza, y agrega que en Bucaramanga eran pocas las posibilidades que tenía de conocer otras culturas.

Su deseo por empaparse de la realidad mundial fue una especie de motor que empujó a Juan Paulo a concluir sus estudios como ingeniero químico, pero sobre todo a hacer su doctorado en la Universidad de Tulane, en el estado de Luisiana, en Estados Unidos. Atrás había quedado su alma máter, la Universidad Industrial de Santander (UIS), y cuatro años como empleado en la firma Dow Química, en Cartagena.

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El llegar a Tulane le abrió la ventana a otro mundo, esta vez no al de idiosincracias ajenas y costumbres diferentes. Ante sus ojos empezó a aparecer un microuniverso. “Esto fue a principios de esta década, en ese momento me di cuenta de la posibilidad que tenía de controlar las moléculas menores de 100 nanómetros (el diámetro de un cabello humano es de 10.000 nanómetros)”.

De ahí para adelante Hinestroza se sumergió en el mundo de la nanotecnología, un nuevo concepto que para ese instante se empezó a tomar el mundo del conocimiento”. Después llegó a la North Carolina State University a laborar como docente y a esa altura de su carrera empezó a mezclar la nanotecnología con las fibras. Esta misma labor lo llevó a trabajar en la Universidad de Cornell, reconocida en el escalafón entre las 15 mejores del Mundo.

Esta es su más reciente estación en un recorrido que se inició en la capital santandereana y que hoy le permite codearse con los mejores científicos del mundo. “Me tomó un poco de tiempo apreciar la educación que recibí en Colombia, sobre todo en los conocimientos fundamentales y, sin lugar a dudas, esto ha sido la base mi carrera”.

Esta semana regresará al país, 12 años después de su partida a Estados Unidos. En esta ocasión vendrá como invitado especial a Colombiatex de las Américas, que se desarrollará en Medellín a partir de mañana. En su conferencia del próximo jueves, Hinestroza mostrará el trabajo que desarrolla en su laboratorio. “Soy sólo un científico que pretende demostrar que a partir  de la ciencia se pueden crear nuevos conceptos y funcionalidades para la industria convencional”.

us investigaciones le han permitido aparecer en prestigiosos medios de comunicación como las cadenas ABC, CNN y BBC, y periódicos como The Guardian. Entre los trabajos que más han llamado la atención se encuentran los de crear color sin tintes, sólo manipulando la posición de nanopartículas y su interacción con la luz. De esa manera se pueden colorear carros, prendas de vestir, cortinas o alfombras.

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A esto se suman desarrollos que permiten crear prendas que repelen el agua o que no permiten el ingreso de bacterias, una tecnología vital para la ciencia médica.
“La ciencia apunta básicamente a crear materiales ‘multifuncionales’, es decir que la misma camisa blanca, mediante un campo magnético, se puede volver negra; si te echas vino encima no se manchara; si estás con alguna alergia ésta se pondrá de un color que te dará el aviso o hasta te medirá el ritmo cardíaco”.

Es un convencido de los rendimientos que ofrece para una sociedad la inversión en conocimiento, y para eso pone como ejemplo a China o a Corea del Sur, naciones que a su juicio se han sabido enrutar. Hoy recuerda con nostalgia aquellos años cuando su mayor objetivo era buscar ventanas que le permitieran conocer otras formas de vivir, y los tiempos en los que imaginaba cómo serían esos científicos que redactaban sus textos de estudio. En la actualidad tiene la posibilidad de compartir con muchos de ellos, pues sólo de la Universidad de Cornell han proclamado a 31 Premios Nobel.