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Paula Mendoza, diseñadora bogotana radicada en Nueva York

Nueva York. Jun/10/2015.

Vive en Nueva York y sus joyas deslumbran ya en las grandes boutiques del mundo. Paula Mendoza se radicó hace 10 años en esta ciudad, trabajando con constancia por su gran pasión, el diseño. Y Colombia como su principal fuente de inspiración, donde tiene su taller, las más bellas esmeraldas en bruto y el oro para bañar con este metal sus geométricas inspiraciones precolombinas, plasmadas en piezas de bronce y plata que hoy se consiguen en boutiques de Estados Unidos y Europa. Sus piezas también llegan a Asia y Latinoamérica.

Beyoncejoas2Fue la cantante estadounidense Beyonce, hace tres años, quien terminó por encumbrar a Mendoza y acercarla a los caprichos de las grandes celebridades cuando pidió buscar las piezas de la diseñadora colombiana para una de sus presentaciones en Coney Island. Entonces, como ella misma reconoce, “se abrieron todas las puertas”.  Su facebook y redes sociales se dispararon de likes y desde entonces debe lanzar cada año dos colecciones debido a la gran demanda que está teniendo en importantes capitales de la moda. Con su taller en Bogotá (gerenciado por su mamá), las materias y la mano de obra en Colombia, ella diseña las piezas desde su estudio en el barrio Bowery (sur de Manhattan), donde se mudó en 2012 luego de tres años de vivir y trabajar en Washington.

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Beyoncé vio las joyas de la diseñadora colombiana Paula Mendoza en Instagram y le dijo a su estilista que la contactara porque quería lucirlas en el video de su nueva canción XO que grabó días más tarde en el parque de diversiones de Coney Island. La encargada llegó al showroom de la bogotana en Little Italy, en Nueva York, y escogió alrededor de 30 piezas. “En ese momento no pensé que las fuera a usar porque ella tiene muchas opciones de dónde escoger”, afirma Paula.

Beyonce compró unas 30 piezas de Paula Mendoza, tres de las cuales lució varias de sus piezas en el video de la canción XO

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Por su interés, reproducimos extractos de la entrevista que Claudia Sandoval Gómez le hizo en su estudio en mayo pasado.

Por Claudia Sandoval 

Lauraechavarriafoto copyEn una pequeña vitrina, una muestra de sus diseños, que bien podría ser parte de la exhibición del Museo del Oro en Bogotá, incluye el Choker Jarama, un collar ceñido y ancho de bronce enchapado en oro y con incrustaciones de esmeralda, así como unos aretes Barcelona, hechos con pequeñas perlas doradas. Sus joyas apuntan a un mercado de lujo con precios que van de los 200 a los 1.200 dólares por pieza, y tienen clientes como las actrices Dakota Fanning y Kate Beckinsale y la Miss Universo, Paulina Vega, entre muchas otras. Su llegada a Nueva York y el auge que han experimentado sus joyas en los últimos dos años coronan un esfuerzo que empezó como algo informal cuando estudiaba comunicación social en la Universidad Sergio Arboleda.

Paula-Mendozapiezaspaulamendoza4“En la Universidad siempre hacía joyas para mí, ropa para mí, me hacía collares”, señala Mendoza, de 36 años. No era nada sofisticado, sino una labor muy manual. Ni siquiera usaba una máquina de coser. Su técnica favorita era desbaratar prendas y usar pedazos en accesorios o como añadido de otras piezas. “Le dañaba toda la ropa a mi mamá”. Uno de los episodios que más recuerda es un rosario de plata, bendecido por el Papa, que tenía su mamá y que quedó convertido en aretes y pulseras.

“Al principio me enojé, pero después me dio mucha risa de ver la creatividad”, dice Nelly Muñoz, su madre y gerente de las operaciones de Paula en Bogotá. “Esas fueron las primeras ventas que hizo en la Universidad”, agrega. Muñoz, quien ha sido la mano derecha de la joven diseñadora, recuerda una época en la que sus chaquetas de cuero y gamuza resultaban con mangas tres cuartos luego de que su hija cortara la parte inferior para hacer pulseras con taches.

La motivación de Mendoza era lucir una prenda que nadie más tuviera. “Siempre quería tener algo que paulamendoza11fuera muy único, mío. Y la manera de lograrlo era que yo hiciera mis propias piezas”, dice. Mendoza se graduó en Comunicación Social, pero su sueño era otro. En una visita a Bostón… el dueño de una galería quedó enamorado del collar de tagua, “muy hippie”, que llevaba puesto. El galerista no solo compró el collar que llevaba, sino que le encargó más. Paula, quien entonces no hablaba casi nada de inglés, reconoce que no sabe cómo logro cerrar el negocio.
El encuentro fortuito abrió una nueva etapa, pues tuvo que dedicarle más tiempo al proceso creativo. Durante el día trabajaba en Kumon y en la noche en las joyas que tenía que enviar cada mes a Estados Unidos. Ese tren de trabajo pasó la factura y a los 22 años de edad decidió renunciar para dedicarse de lleno a la creación de joyas. Pese a las reservas de sus padres, pidió un préstamo por 10 millones de pesos a Coomeva y comenzó a aprender sobre fundición, soldadura y manejo de materiales.

En el 2004 consiguió contactarse con Ana María Correa, la agregada cultural de la Embajada de Colombia paula-mendoza-instagramen Washington, quien la ayudó a organizar una exhibición de sus piezas. Le fue bienb. Se casó y se instaló en la capital estadounidense, donde cultivó una clientela fiel dentro de la comunidad diplomática. Para entonces, ya había abierto varios talleres en el centro de Bogotá que quedaron bajo la supervisión de su mamá. Cuando empezó a notar que muchos de sus pedidos se originaban en Nueva York se mudó en 2012 a la Gran Manzana, donde consiguió una “fuente de creatividad inagotable”.

“Yo siempre le digo a mi novio que el verdadero amor de mi vida es Nueva York. Estoy profundamente enamorada de esta ciudad, todo acerca de Nueva York me fascina, me inspira, me llena de motivación. Todo el mundo está acá para lograr algo, para sacar adelante un sueño”. Esa pasión por su trabajo y la ciudad fue recompensada con una inyección de capital de una clienta de Kuwait que se convirtió en inversionista de su empresa.

Mendoza ha estado a la altura de esas exigencias y sus joyas hoy en día son exhibidas en las principales revistas de moda y lucidas por miembros del jet-set internacional. Tiendas como la cadena minorista de moda Intermix y la del Museo de Arte Moderno de Nueva York venden sus piezas. Sus principales mercados se expanden desde Europa hasta Medio Oriente, pasando por Estados Unidos y América Latina.

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Modelo con gargantilla de Paula Mendoza

“Yo colecciono muchas de sus piezas porque a veces es lo único que necesitas para completar un look. Viajo mucho y mis accesorios son claves, así que tener unos que pueden elevar tu outfit es importante”, dice Kelly Talamas, editora de la edición latina de la revista Vogue y cliente fiel de Mendoza. “Tienen ese look latinoamericano, pero puedes lucirlas en cualquier parte del mundo”, precisa Mendoza. Para su mamá, la clave está en el amor que Paula les inyecta a sus diseños. “Es una niña absolutamente enamorada de su trabajo y lo disfruta al máximo”.  La fuente de la creatividad puede venir de muchas partes. La colección pasada fue inspirada en Alexander Calder, el escultor estadounidense pionero de los móviles. La previa nació de El Concierto de Aranjuez, la composición clásica inspirada a su vez en el Castillo Real de Aranjuez y que su padre solía escuchar durante los últimos días de su vida.

Para la colección primavera-verano del 2016 en la que está trabajando actualmente se está inspirando en una combinación de arquitectura y arte. Para ello viajó a Berlín hace poco, donde dice haber encontrado una mezcla muy particular de estas dos cosas.

Pese a llevar 10 años radicada en Estados Unidos, el lazo con Colombia está más fuerte que nunca. Además de tener toda su producción en el país (materiales y mano de obra cien por ciento colombiana), la familia y los amigos son su polo a tierra. “Es como tener tus raíces bien agarradas, saber de dónde vienes, quién eres”.

CLAUDIA SANDOVAL GÓMEZ
Nueva York (Carrusel El Tiempo)

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