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Diego Rodríguez junto al jefe de la Policía de Nueva York, William Bratto, el pasado 15 de abril en una rueda de prensa

Nueva York. Jul/30/2015. (Mauricio Hernández). El opita Diego Rodríguez era maestro de español en una escuela pública intermedia de Flushing (Queens) en los años ochenta cuando lo llamaron por primera vez a incorporarse al FBI, la agencia de policía más importante del Planeta. Al comienzo fue reticente, en 1990, cuando tenía 25 años. Su sencillez y capacidad de trabajo le situaron 25 años después en la cúpula de la institución.

“Su experiencia táctica y su estilo de supervisión considerado y motivador” llevó el año pasado al director del FBI, James Comey, a nombrarlo para dirigir la oficina de Nueva York. Ahora recae sobre sus hombros nada menos que la seguridad de la Ciudad de Nueva York, centro de amenazas terroristas.

Nació en Colombia, pero llegó a los nueve meses a los Estados Unidos de América con sus padres y sus dos hermanos mayores. De origen humilde, se instalaron en un sencillo apartamento de Queens. Hoy, a sus 50 años, dirige la oficina del FBI con mesura, sin querer figurar, dando protagonismo a sus oficiales, interviniendo solo cuando es necesario. Tiene la sencillez del opita y la capacidad de lucha de sus padres, emigrantes colombianos.

FBI-JEFE HISPANO

Este huilense, sencillo, discreto y audaz, dejo las aulas, para hacer una gran carrera en el FBI, convirtiéndose en el primer hispano en dirigir la agencia en su historia. Lejos quedaba su docencia, donde era maestro de unos 300 estudiantes, para supervisar ahora a unos 2.500 agentes en los casos de terrorismo, tráfico de información privilegiada, fraude cibernético y corrupción pública en la ciudad más amenazada del Mundo, con cerca de nueve millones de personas y más de un millón de edificios. Su oficina cubre los cinco boroughs (condados) de Nueva York: Manhattan, Brooklyn, Staten Island, Queens y el Bronx, además de ocho condados adyacentes.

En una entrevista reciente en su oficina en el bajo Manhattan, de acuerdo con la agencias de prensa, aseguró que “Ellos tienen su propia cadena de comando (refiriéndose a los agentes que están a su cargo). El jefe de la oficina no debe inmiscuirse en determinados detalles”. Su cargo es una plataforma de lanzamiento en su carrera profesional, pero él ha preferido dar protagonismo a sus agentes, desde la silla de atrás.

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Parque de Flushing, en Queens

NATURAL DE QUEENS

Por agencias. Pasó su infancia en Queens, en un hogar de clase media; se graduó en la Universidad de St. John’s. Su primera asignación en una fuerza de tareas del FBI fue la de investigar los lavados de dinero provenientes de la droga de los grandes carteles colombianos que operan entonces. Estuvo a cargo de la supervisión de investigaciones de la agencia en Puerto Rico, Miami y Washington antes de ser designado en 2010 director de la división penal en la oficina de Nueva York. En esos momentos, la división investigaba al magnate de Wall Street, Raj Rajaratnman, y su fondo de inversiones de riesgo Galleon.

Fue la primera vez que la agencia apeló al método familiar en casos de hampones y narcos -interceptación telefónica- para escuchar conversaciones sobre manipulación de información privilegiada. El resultado fue que Rajaratnam fue a la cárcel y cumple una sentencia de 11 años.

En 1990 se unió a la oficina de campo del FBI en Nueva York, donde investigó a las organizaciones de tráfico de drogas y lavado de dinero latinoamericanas y mexicanas. Luego trabajó en Puerto Rico, Miami, en la sede central del FBI en Washington, y más recientemente en Dallas. En todos sus traslados, su esposa y sus cuatro hijas iban con él.

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Apenas a un mes de asumir el cargo, su oficina registró el arresto de un médico de Long Island acusado de distribuir drogas, la sentencia de un líder de distrito de Queens que intentó burlarse de una investigación del FBI y las capturas de tres hombres de Brooklyn acusados de conspirar para ayudar al Estado Islámico en Siria. Pero Rodríguez sigue pensando que la enseñanza es su más alta vocación. “Me encantaba enseñar”, dijo sentado en su oficina en la sede de Manhattan del FBI. Le gustaba proveer estructura a los estudiantes y ver cómo escuchaban y progresaban. “Fue la carrera más gratificante. Me ha ayudado en todo lo que hago”, dijo.

Hoy en día, la lucha antiterrorista encabeza las prioridades del FBI, dijo Rodríguez. Como muestran las detenciones de Brooklyn, los esfuerzos de reclutamiento en línea por parte de grupos extremistas es una gran preocupación de la agencia, que junto con otras ramas del Gobierno trata de combatir con amplios recursos y tácticas que algunos grupos de libertades civiles han llamado injustas.

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Rodríguez dijo que la agencia va adonde la evidencia los lleva. La lista de cosas por hacer de Rodríguez incluye investigaciones de corrupción de funcionarios públicos y fraude financiero, así como redadas antidrogas, para lo que trabaja estrechamente con los fiscales federales de Manhattan y Brooklyn.

Durante un periodo en Florida, después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, fue testigo del viraje del FBI de la lucha contra las drogas hacia la lucha antiterrorista. En Washington ayudó a reconfigurar el sistema de recolección de inteligencia de la agencia.

“Trabajó en las etapas iniciales de la transformación del FBI de una agencia de investigación que se basaba en la evidencia para preparar casos federales para la fiscalía a ser un servicio de seguridad nacional basado en la información”, dijo John Miller, comisionado adjunto de inteligencia y contraterrorismo del Departamento de Policía de Nueva York.

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Miller admira a Rodríguez por otra razón: “Es un tipo de Nueva York con una historia y pasión de Nueva York”. Como jefe de la división criminal del FBI en la capital del mundo entre 2010 y 2012, Rodríguez condujo las investigaciones contra Galleon Group y SAC Capital, y supervisó las detenciones de más de 100 presuntos miembros del grupo mafioso Cosa Nostra.

Durante los últimos dos años, Rodríguez encabezó la oficina de campo del FBI en Dallas. Kevin Kolbye, quien era su segundo allí y ahora es jefe asistente del Departamento de Policía de Arlington (Texas), dijo que Rodríguez generaba credibilidad como investigador y respeto como líder. “Es una persona que pasaba un montón de tiempo armando casos”, dijo Kolbye. (Con información de agencias y el Diario La Nación)

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