Fue bailarín de hip hop y break dancing. Trabajando en los parques de Disney conoció a cubanos que eran parte del show Festival of the Lion King, donde actuaban como los traviesos y ágiles monos. Hizo una gran amistad con uno de ellos, que lo animó a ser acróbata.
Nueva York. Feb/21/2017. Por Sergio Bustein. Christian Sánchez, de padres antioqueños, nació y vivió en Brooklyn (New York) hasta los cuatro años, cuando su familia se mudó a Orlando (Florida). A los 10 años comenzó a practicar con los amigos el ‘breakdancing’, el baile exclusivo para ágiles y atléticos gimnastas. Tras vivir 25 años en esta ciudad y haber formado parte de varios shows de Disney, se instaló en Los Ángeles, California, luego de permanecer en Las Vegas, Nevada.
Pero hubo otra etapa decisiva, que llegó una vez que se casó con una mujer que había estudiado estas disciplinas en una escuela de Los Ángeles, California, y cuya asesoría le permitió incursionar en las complicadas maniobras aéreas que se requerían para subir literalmente de nivel. También sus amigos y gimnastas cubanos, especialmente uno de ellos que lo animó.
Permaneció allí hasta cumplir los 25 años, cuando decidió trasladarse a Las Vegas, Nevada, con la idea de seguir practicando las acrobacias que ya dominaba y con una meta muy específica: integrarse a la afamada compañía circense Cirque du Soleil.
Siete años después, ese sueño se cumplió, y actualmente, Christian Sánchez forma parte del nuevo espectáculo de dicha institución, “Toruk- The First Flight”, con el que se presentó a fines del año pasado en el Staples Center de nuestra ciudad, y que regresó del 12 al 15 de enero de 2017 para ofrecer más shows locales en el Forum de Inglewood.
“Realmente, me fui a Las Vegas para una audición de Cirque du Soleil de dos días completos que se hizo en el 2009 y en la que me hicieron pruebas de flexibilidad, fuerza, baile, acrobacias y actuación”, recordó el entrevistado. “Después de eso, tuve que esperar más de seis años para que me llamaran de nuevo; pero mientras tanto, trabajé en el show de piratas del hotel Treasure Island y en Sea World, por lo que me la pasaba entre ese lugar y California”.
En el 2014, Sánchez fue finalmente invitado para sumarse a las filas de Cirque du Soleil, haciendo varios actos relativamente pequeños en un club de Nevada; pero hace un año y medio, se le dio el visto bueno para integrarse a “Toruk”, lo que lo llevó a someterse a un intenso entrenamiento en Montreal, Canadá, que es la sede central de la celebrada compañía.
“Ya he hecho más de 300 presentaciones con este espectáculo”, retomó. “Tenemos 41 acróbatas y muchos técnicos y asistentes, además del director; en total, somos más de 100. Además de interpretar al jefe del Clan Omatikaya, hago de todo un poco, como el ‘chinese pole’ [poste chino], escenas de movimiento y manejo del arnés; aparte de un brasilero que es compañero mío, creo que soy el único latino del grupo”.
“Toruk” es una precuela de la famosa película de cine “Avatar”, con una historia original que se desarrolla tres mil años antes de la aventura escrita y dirigida por James Cameron, pero que toma lugar en el mismo planeta ficticio de Pandora. “Tenemos a unas criaturas nuevas que fueron creadas especialmente para este show y que son espectaculares; de hecho, son uno de los atractivos mayores de la obra”, nos explicó el hijo de sudamericanos.
En vista de que Cirque du Soleil ha mantenido un nivel de calidad constante a lo largo de los años, cada vez que se anuncia una nueva puesta en escena, las expectativas son extremadamente altas; en ese sentido, Sánchez reconoce que no todo el mundo que ha asistido a las funciones ha quedado completamente satisfecho con los resultados.
“Creo que ha habido una reacción dividida: la mitad ha dicho que es algo increíble y la otra mitad ha dicho que le faltan acrobacias”, comentó. “Cirque du Soleil corrió un gran riesgo y sabía que podía pasar algo así, pero como esta era una colaboración con James Cameron, [la empresa] estaba consciente de que había que desarrollar una historia más compleja para transportar al espectador al mundo que había creado”.
“Es algo que se tiene que experimentar en vivo para darse cuenta de sus dimensiones”, precisó. “Estoy convencido de que es una nueva experiencia en el área del circo y una apuesta muy valiente, pese a que, con un nombre como el de esta compañía, la gente a veces te quiere encasillar y espera que repitas lo mismo una y otra vez”.